Los vinos de Rioja: Características, historia y variedades

Los vinos de Rioja son conocidos en todo el mundo, como símbolo de vinos españoles de prestigio, por su historia y calidad. La producción es de 250 millones de litros, siendo el 85% del vino producido en estas tierras tinto (y mayormente, elaborados con la variedad Tempranillo), y el 15% blanco (siendo la uva blanca protagonista la Viura).

Lo primero que hay que saber es que llamamos vinos de Rioja a los elaborados bajo la Denominación de Origen Calificada Rioja, no significando con ello que dichos vinos provengan solamente de la comunidad autónoma de La Rioja. De allí son la mayor parte, pero también son producidos en la región de Álava del País Vasco, y en menor medida en áreas de Navarra y Castilla y León.

Dependiendo de razones climatológicas y orográficas, quedan distinguidas tres áreas: Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Baja. Los vinos producidos en cada zona tienen características diferentes, pero todos comparten que están amparados bajo la D.O.Ca Rioja.

El vino de Rioja ha evolucionado a lo largo del tiempo, a la par que lo ha hecho la civilización. Llegó a tierras riojanas a través de los romanos, los fenicios y los celtíberos. Cuando estos descubrieron que la tierra de La Rioja era perfecta para el cultivo de la vid, decidieron plantar cepas y comenzar de esta manera la tradición vinícola que persiste hasta hoy en día.

De hecho, hay testimonios de la existencia de la vid en La Rioja desde el año 873. En el siglo XIII están documentadas las primeras exportaciones a otras regiones del vino de Rioja. Y con el paso del tiempo, la producción comercial fue profesionalizándose cada vez más, viendo su importancia para la economía de la zona.

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El primer vino fino fue elaborado por Luciano Murrieta en 1852 con el método que aprendió en Burdeos. Eso sí, el vino tal y como lo conocemos ahora no era igual antes de la llegada de los franceses, quienes vieron en las tierras riojanas una zona fértil para cultivar sus vinos y comercializarlos en su país, después de que la mayoría de sus viñedos quedaron devastados por la filoxera. Esta enfermedad de la vid también atacó los viñedos de España a finales del siglo XIX.

En 1926 se crea el Consejo Regulador con los siguientes objetivos:

PONER LÍMITES A LA ZONA DE PRODUCCIÓN.

EXPEDIR LA GARANTÍA DEL VINO.

CONTROLAR EL USO DEL NOMBRE «RIOJA».

EN 1991 SE OTORGA EL CARÁCTER DE “CALIFICADA” A LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN RIOJA

El vino de Rioja ha sido elaborado de manera tradicional mediante el ensamblaje de diferentes variedades de uva. Hoy en día se sigue manteniendo dicha tradición, aunque cada vez es más habitual que las bodegas empiecen a elaborar vinos monovarietales, para dar respuesta a las nuevas demandas del mercado vinícola.

Más del 85% de los vinos tintos D.O.Ca. Rioja y casi el 95% de los blancos están elaborados con las variedades de Tempranillo y Viura, respectivamente. En tintos le siguen en importancia la Garnacha, el Mazuelo y el Graciano, y en blancos la Malvasía y la Garnacha Blanca. Las nombradas son las variedades tradicionales.

En 2007 el Consejo Regulador de la D.O.Ca. autorizó la incorporación de nuevas variedades (dentro de los límites de la denominación, y solamente pudiendo ser plantadas en sustitución de arranques) con el fin de recuperar patrimonio vitivinícola. Y a su vez ser más competitivos en el mercado internacional. Como variedades tintas autóctonas están la Maturana tinta, la Maturana parda y el Monastel. En variedades blancas tenemos las autóctonas Maturana blanca, Tempranillo blanco y Turruntés, y como foráneas (no pudiendo ser nunca predominantes en los vinos) la Chardonnay, la Sauvignon blanc y el Verdejo.

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Además de las uvas mencionadas, también está autorizado utilizar otras variedades denominadas “experimentales” siempre que se cumplan dos requisitos: que no sean la variedad principal del vino, y que en la etiqueta del mismo no aparezca su nombre (como mucho se podrá poner “otras variedades”). Las uvas que entran dentro de esta categoría son el Cabernet Sauvignon, el Merlot y la Syrah, entre otras.

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EL VINO DE LA D.O.CA. RIOJA SE IDENTIFICA POR SUS PRECINTOS NUMERADOS Y CONTRAETIQUETAS

Los vinos de Rioja se clasifican en general según el tiempo que el vino permanece en barrica de roble, generalmente americano o francés, de 225 litros, y en botella.

De esta manera tenemos:

Vinos del año: contraetiqueta verde (también utilizada para los vinos de autor o no clasificables dentro de las otras categorías).

Crianza: contraetiqueta color rojo. En los vinos tintos, el periodo de crianza entre barrica y botella debe de ser de mínimo 2 años, siendo uno de ellos al menos en barrica. En los blancos y rosados, el tiempo total es el mismo, pero obligatorio en barrica solamente son 6 meses.

Reserva: contraetiqueta color burdeos. Los vinos tintos tienen que tener al menos un periodo de crianza entre barrica y botella de mínimo 36 meses, teniendo que permanecer al menos en barrica un año. En blancos y rosados, el tiempo total de crianza mínimo es de 24 meses, teniendo que estar mínimo en barrica 6 meses.

Los Grandes Reservas cada vez tienden a desaparecer pero son una de las insignias de Rioja. Su contraetiqueta es azul. En barrica tienen que estar mínimo 2 años, y posteriormente en botella 3 años. En el caso de los vinos blancos y rosados, manteniéndose la crianza mínima de 6 meses en barrica de roble, la crianza total tiene que ser de 48 meses.

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